China es uno de los países más curiosos y controvertidos del mundo. Probablemente no sea el lugar más romántico para pasar una luna de miel, ni el sitio más fiestero para irse con amigos, ni siquiera el que ofrece más actividades para mochileros, pero te aseguramos una cosa, volverás a casa fascinado. Si te ha picado el gusanillo y quieres conocer el Gran Gigante Asiático no te pierdas nuestros consejos: aquí van 5 buenas razones para viajar a China.
1. CONOCER PEKÍN, LA CAPITAL
La de China es una de las culturas más antiguas, interesantes y sorprendente de la humanidad y recorriendo este gran país es inevitable echar un vistazo al pasado para entender su presente. No hay otro sitio como Pekín para iniciar el contacto con China, ya sea paseando por la laberíntica Ciudad Prohibida, callejeando por los hutongs, relajándose en los inmensos jardines del Palacio de Verano, rezando en el Templo del Cielo, saboreando unos deliciosos dumplings recién hechos en cualquier local de barrio, o uniéndose a las kilométricas colas del mausoleo de Mao en la plaza de Tiananmen. China es grandiosa, y no solo por el territorio que ocupa.
2. LA GASTRONOMÍA ES… ÚNICA
Las cosas como son, los rollitos de primavera y el arroz frito tres delicias aquí no son los platos estrella: abre la mente y prepara tu paladar para recibir una de las gastronomías más deliciosas y variadas del mundo. Los dumplings (empanadillas de carne al vapor) son uno de nuestros street food favoritos y aparte de ricos, son muy baratos (10 piezas a partir de 1€!). Pero no solo de dumplings vive el estómago viajero y los platos de carne, pescado, noodles, arroces no faltarán, como tampoco faltarán multitud de platos raros y exóticos que no dejarán indiferente a nadie. ¿Hace un pinchito de escorpión?
Y que quede clara una cosa: la gastronomía de China es única en el mundo y poco tiene que ver con los restaurantes chinos de España. Anímate a explorarla a fondo y que no te de miedo elegir platos que no conoces u observar otras mesas para pedir uno de eso que están comiendo los de allá.
3. PASEAR POR LA MURALLA CHINA
Es una de las experiencias más místicas y maravillosas del mundo. Eso sí, elige bien la época y el tramo que vas a visitar: suele estar abarrotada de turistas locales y extranjeros. Pasear por la Gran Muralla China, esta inmensa barrera defensiva de más de 20 mil kilómetros de longitud que fue construida durante la Dinastía Qin y que no, no se puede ver desde la Luna, merece todas y cada una de las horas de avión que nos separan de ella y todas y cada una de las escaleras que hay que ascender. Es absolutamente mágica, como lo es terminar la visita exhausto y poder descender por un tobogán! Señores, bienvenidos a China!
4. VISITAR YANGSHUO
Yangshuo es una pequeña ciudad de la región de Guangxi, al sur del país. Se trata de uno de los rincones más bonitos, apacibles y verde de toda China. Cuando la visitamos decidimos alquilar una bicicleta y perdernos por sus alrededores: nos acompañaban las aguas verdes del río Li, kilómetros de arrozales verdisimos, cientos de montañas kársticas, cuevas y rincones tan bonitos que nos parecía estar en algún escenario de película. ¡Precioso!
5. Y FLIPAR CON EL SKYLINE DE SHANGHAI
Shanghai, aunque antiguamente no era más que una aldea de pescadores, dedicados a la pesca y a la producción de sal y algodón, hoy en día, con sus más de 20 millones de habitantes, es todo un ejemplo de modernidad, innovación y vanguardia. Además, cuenta con uno de los skylines más impactantes de todo el mundo. La joya de la corona es la perla de oriente, la TV Tower de la ciudad, aunque es el conjunto de todos los edificios lo que verdaderamente impresiona, sobre todo cuando el sol se ha retirado y son los neones los que iluminan la ciudad. Te recomendamos un paseo por la orilla del río Yangtzé, en la zona peatonal llamada Bund, desde donde se obtienen unas vistas insuperables del skyline de Pudong, el distrito financiero de Shanghai, y ya sabes: regresa de noche!
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