El conjunto montañoso de la Serra de Tramuntana, que ocupa una extensión aproximada de unos noventa kilómetros de largo, fue declarado hace algunos años como Patrimonio Mundial por la UNESCO en reconocimiento a la armoniosa convivencia que los humanos han tenido con la naturaleza a lo largo de los siglos. Algo que ya descubrieron en el siglo pasado los primeros viajeros extranjeros –de entre los que destaca la figura del archiduque austríaco Lluís Salvador–, que quedaron prendados para siempre de este maravilloso rincón de la isla.
Salpicando este territorio encontramos una veintena de
encantadoras localidades que, rodeadas del espléndido pero abrupto paisaje que las envuelve –con algunos
picos que superan incluso los mil metros de altitud–, han sabido adaptarse inteligentemente a su entorno y nos invitan hoy a conocer su belleza, sus tradiciones y su cultura centenaria. De entre estas poblaciones pueden destacarse la de
Valldemossa y
Deià, que se encuentran situadas no muy lejos una de la otra y a escasos kilómetros de la capital.
La localidad de
Valldemossa es posiblemente uno de los más visitados de la zona, siendo también uno de los que ofrece
mejores servicios a los visitantes, pues disfruta de numerosos lugares y monumentos de gran interés, como la
Real Cartuja o “
Cartoixa” –donde pasó un invierno el célebre pianista Chopin y la escritora francesa George Sand–, el
Palacio del Rey Sanho –residencia real de origen medieval que acogió al poeta Rubén Darío–, el
Centro Cultural Costa Nord o la casa natal de
Santa Catalina Thomàs, una religiosa muy venerada en la isla. Además de todo ello, cabe destacar también el
Puerto de Valldemossa, un antiguo pueblo de pescadores que recibe el nombre de
Sa Marina y al que se accede por carretera salvando un importante desnivel.
Sin embargo, no hay visita completa a Valldemossa sin probar dos de sus delicias gastronómicas más apreciadas, que son la
coca de patata y la
horchata de almendras. La primera de ellas, que puede tomarse sola o acompañada de una taza de
chocolate caliente, es especialmente apropiada en invierno, mientras que la segunda de ellas, que suele servirse bien fría, es
ideal durante los meses de más calor.
El pueblo de
Deià, por su parte, encandila también a sus visitantes con su
belleza natural y sus casas de piedra encaramándose en la ladera de la montaña. De marcado carácter bohemio, esta pequeña localidad ha sabido mantener
su calma y su esencia, permaneciendo casi
inmutable en el tiempo. No es de extrañar pues que durante décadas haya atraído a ilustres artistas y escritores de la talla de
Robert Graves, del cual podemos visitar hoy la Casa-Museo en la que vivió durante varios años. Otros de los lugares que merece la pena conocer durante la visita son la iglesia parroquial –donde encontramos además el
Museo Parroquial y el cementerio municipal–, el Museo Arqueológico y
Cala Deià, un idílico puerto natural flanqueado por la Serra de Tramuntana.
Opiniones de los viajeros que ya han realizado este circuito
01/01/0001
Bella vacanza,carini alberghi,buon rapporto qualità prezzo. Molto tempo perso per telefonare e confermare i trasferimenti (ho rinunciato al ultimo trasferimento (dal albergo al aeroporto),ho preferito i mezzi pubblici al trasferimento previsto per evitare a telefonare per confermare il trasferimento (decine di telefonate con operatore occupato e lunghe attese). Si dovrebbe telefonare soltanto per annullare o chiedere un cambiamento ,non per confermare un trasferimento già previsto. Altrimenti ,un viaggio che consiglio sinceramente ! Maiorca e Ibiza sono bellissime!