El secreto mejor guardado de las Antillas
La Península de Samaná es lo que podríamos llamar la “joya oculta” dominicana, y el secreto más celosamente custodiado por los viajeros que la conocen. Sus tierras casi vírgenes permanecen por ahora alejadas del turismo masificado, aunque el establecimiento de algunas grandes empresas hoteleras indica un pronto auge de la actividad para dentro de pocos años. Por ese motivo ahora es el mejor momento para visitar Samaná , mientras aún conserva su encanto indomable y sus maravillosos paisajes tropicales.
Ballenas jorobadas junto a una península verde
El interior de Saman a es, por su parte, una autentica maravilla de los tropicos. El Parque Natural de los Haitises representa uno de los mejores ejemplos que se puedan encontrar de bosque humedo tropical, y naturaleza salvaje y primigenia. Plagado de manglares, cayos e incluso cuevas con muestras de arte rupestre, solo el merece ya unos cuantos dias de atencion exclusiva. Y por supuesto, cualquier viajero que visite la provincia no puede dejar de acudir a la cascada del Salto del Limon. Su estampa es la del mas puro paraiso tropical: un rio cuyas aguas se precipitan, alegres, en una bellisima piscina de aguas cristalinas, donde es posible darse un baño rodeado de vegetacion exuberante.
El paraíso del coco, el pescado y el cacao
La cocina de Samaná , al igual que la del resto de la República Dominicana y de sus hermanas las Antillas, es de tipo criollo. Basada sobre todo en la fusión de culturas, las influencias taínas, españolas, estadounidenses e incluso francesas se dejan notar en sus deliciosos platos. Cabe destacar que uno de los ingredientes principales de los platos es el coco, y lo podemos encontrar tanto en preparaciones dulces como saladas. La leche de coco se utiliza con profusión, y el pescado o el arroz al coco son platos habituales y fáciles de encontrar en los pequeños restaurantes localizados en los pueblos o junto a las playas.
Tradiciones ancestrales, folklore y Carnaval
En cuanto a la vida nocturna, en Samaná no es particularmente intensa… Pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de la República Dominicana, y esto significa que la música y el baile están en el alma de cualquier rincón del país. La noche suele comenzar sobre las ocho de la tarde, cuando la gente se reúne con un ron en las terrazas y bares, para luego extenderse a bares de noche y discotecas, que no tienen horario de cierre. Son típicos los llamados colmadones, centros cerveceros donde se reúnen los hombres al salir del trabajo. Un lugar que también puede ser un buen destino nocturno es el Café de París, en la capital, Samaná.