La cocina filipina está fuertemente influencia tanto por las tradiciones gastronómicas del sudeste asiático como por la cocina española, debido a los tres siglos que duró la colonización hispánica.
Durante la época previa a la llegada de los españoles, el método culinario más habitual era la cocción en agua, la cocción al vapor, o el asado. Estos métodos se siguen aplicando a un amplio abanico de alimentos, como el carabao (búfalo de agua), la vaca, el pollo o el cerdo, pasando por diferentes tipos de marisco, pescado y moluscos, etc. A su vez, los malayos introdujeron en la dieta filipina el toyo (salsa de soja) y el patios (salsa de pescado), así como el método de elaboración de sopas al estilo asiático.
La colonización española hizo que algunas costumbres culinarias se modificaran, introduciendo los chiles, la salsa de tomate, el maíz y el método del salteado con ajo, llamado guiso, y que actualmente se puede encontrar definido con esta palabra en la cocina filipina. A su vez, las conservas en vinagre y especias se continúan usando actualmente y son otra aportación española. Existen en la cocina filipina adaptaciones de platos españoles y que son muy populares, como la paella, el chorizo o el escabeche.
Durante el siglo XIX, la cocina china comenzó a ejercer su influencia en forma de tiendas de fideos que se empezaron a establecer por todo el territorio. Los filipinos deben al gigante asiático especialidades como el lugaw (caldo de arroz y pollo) y el sinangag (arroz frito).
Desde principios del siglo XX, la aparición de otras culturas favoreció la adopción de otros estilos, procedentes de la cocina norteamericana, francesa, italiana y japonesa, que también aportaron otras maneras de cocinar.
Como ocurre en la mayoría de los países asiáticos, el alimento básico de Filipinas es el arroz, que suele prepararse al vapor y servido durante las comidas principales. El cereal sobrante se suele freír con ajos para hacer sinangag, una especialidad que suele consumirse para desayunar junto con un huevo frito y carne curada o salchichas. Muchas veces, el arroz se mezcla con diferentes salsas o con el caldo de otros platos. En algunas regiones, el arroz se combina incluso con leche condensada, cacao o café. La harina de arroz se emplea en la fabricación de dulces, tortas y otros pasteles. Pese al protagonismo del arroz, el consumo de pan está también bastante extendido.
Asimismo, la cocina filipina puede presumir de una gran variedad de frutas y hortalizas, entre las que se cuentan los plátanos, el coco, la guayaba, los mangos, las papayas o las piñas, que dan un toque tropical a muchos platos. En este caso, cabe destacar que existe un tipo plátano llamado savia que se suele freír y rebozar con azúcar moreno.
También se usa una gran cantidad de verduras de hoja verde, como las espinacas, la col china, la col, la berenjena o las judías verdes. Las hortalizas, como los tomates, ajos y cebollas, se encuentran en muchos plato. Lo mismo ocurre con las legumbres, las patatas, las zanahorias, el taro, la mandioca o el boniato, materias primas que tampoco son ajenas al recetario filipino.
En el apartado de carnes, no faltan el pollo, el cerdo, la ternera y una gran cantidad de pescado. Los mariscos son igualmente populares y muy abundantes, ya que Filipinas es un archipiélago. Entre los más populares, cabe referirse a la tilapia, el bagre, el mero, la caballa, el pez espada, el atún, los camarones, las gambas, las ostras, los mejillones, las almejas, la sepia, los calamares o los cangrejos. Como ocurre en Japón, las algas también están presentes en los fogones filipinos y admiten diferentes modos de presentación.
La comida es a menudo servida acompañada de diversas salsas, mientras que los alimentos fritos a veces son sumergidos en vinagre. También se usa mucho la salsa de soja, el zumo exprimido, la raíz de jengibre y el chile, muy socorridos para condimentar los platos principales.
Finalmente, conviene subrayar que, normalmente, los filipinos hacen tres comidas diarias: el almusal (desayuno), el tanghalian (almuerzo o comida principal) y el hapunan (cena), a los que a veces se suma un pequeño aperitivo a media tarde denominado minandal (merienda).
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