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Guías de Viajes de Tailandia

Tailandia

Un país diverso y espectacular

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La tierra de los libres

La tierra de los libres

Durante los últimos años, el reino de Tailandia —antiguo Siam— se he convertido en uno de los destinos turísticos más demandados del sudeste asiático. En este sentido, el exotismo de sus numerosos templos, la magnificencia de sus complejos arqueológicos, la hospitalidad de sus gentes y la belleza de sus playas han dado pie a una nutrida oferta cultural y de ocio tan variada como apetecible.

Con una superficie muy similar a la de España —aunque con una población mayor, formada por 64,6 millones de habitantes—, sus fronteras limitan al norte con Myanmar (la antigua Birmania) y Laos; al este, con Camboya; al sur, con el golfo de Tailandia y Malasia, y al oeste, con Myanmar y el mar de Andamán. Desde el punto de vista de su orografía, el país se divide en cuatro grandes áreas: la zona montañosa septentrional, la planicie central (en la que se forma el delta del Chao Phraya), la meseta de Jorat (sita en el noroeste) y, por último, la zona meridional, salpicada de colinas. En buena parte del territorio tailandés predomina un clima monzónico subtropical, que da cabida a tres estaciones: la fresca (de noviembre a marzo), la lluviosa (de junio a octubre) y la calurosa (de marzo a mayo). Entre ellas, la más propicia para visitar el país es la primera, ya que en esas fechas las temperaturas suelen ser moderadas, al tiempo que los niveles de humedad se mantienen más bajos que durante el resto del año.

Desde el punto de vista étnico, el grupo mayoritario es el tai, seguido de los laos, los chinos y los malayos, sin obviar las diversas comunidades indígenas. que tienen como área de asentamiento preferente las zonas rurales. Donde apenas hay lugar para la diversidad es el ámbito religioso, ya que el 95% de la población es budista. El porcentaje restante concentra algunos musulmanes y seguidores de otras corrientes de origen chino, (especialmente el confucianismo), así como minorías animistas, hindúes, sijs y cristianas (sobre todo católicas).

Pese a que los indicios más antiguos dejados por las primeras culturas locales se remontan al año 4.000 a.C., las etapas más intensas de la historia tailandesa se inician en el siglo XVI, coincidiendo con la llegada de los navegantes portugueses y el comienzo de las invasiones birmanas. Tras un período de expansión que culminó con la ocupación de parte de los actuales Laos y Camboya (siglo XVIII), el país asistiría al establecimiento de grandes acuerdos comerciales con Gran Bretaña y a la modernización del país a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El hecho de que nunca fuese una colonia europea —a diferencia de lo que ocurrió con los territorios vecinos— le valió su denominación actual, que significa ‘tierra de los libres’. Mucho más convulsos han resultado los últimos cien años, marcados por las dos guerras mundiales, los efectos de la crisis económica de 1997 y el tsunami que golpeó el sudeste asiático en diciembre del 2004, incluyendo las tailandesas.
 
La moneda en curso es el bath tailandés (1 euro equivale a unos 40 bath), que se divide a su vez en 100 satangs, mientras que el idioma oficial es el tai o siamés, originario de la India y con influencias del sánscrito y del pali.  

Como único requisito de acceso al país, sólo se precisa estar en posesión de un pasaporte en regla, aunque se recomienda que tenga validez superior a seis meses. No es necesaria la obtención del visado cuando la estancia es inferior a 30 días, siempre y cuando se acceda al país por vía aérea (en la salida, no obstante, hay que abonar las correspondientes tasas de aeropuerto, equivalentes a unos 20 euros). Sin embargo, si se entra en Tailandia por vía terrestre, el plazo máximo se reduce a 15 días. Para estancias superiores a 30 días e inferiores a 61, es preciso gestionar el visado en la Embajada Real de Tailandia (C/ Joaquín Costa, 29, Madrid), que es gratuito hasta el 31 de marzo de 2011. Una vez en el país asiático, éste puede prorrogarse por otros 30 días en cualquier Oficina de Inmigración, situadas en Bangkok, Chiang Mai, Phuket y Hat Yai (al sur, cerca de la frontera con Malasia). La estancia máxima permitida es de 90 días en un período de 180 días. Ninguna vacuna es obligatoria, excepto la de la fiebre amarilla (si se procede de alguna de las regiones afectadas por dicha enfermedad).

Pese a todo, los movimientos de oposición al régimen que están teniendo lugar desde el 2009 han decretado el estado de emergencia en la capital, Bangkok, y en 23 provincias, por lo que en estos momentos el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación desaconseja visitar estas áreas.

De cara a la contratación de vuelos a Tailandia, cabe reseñar que en la actualidad operan diferentes compañías aéreas que enlazan los principales aeropuertos españoles con los más importantes del país asiático: el Bangkok International Airport Suvarnabhumi (que registra el mayor tráfico de Asia) y el Don Muengang International —ambos en Bangkok— y los de Phuket, Hat Yai, Chiang Rai, Chiang Mai, Koh Samui y U Tapao. Por regla general, el precio del billete de ida y vuelta se sitúa a partir de unos 700 euros, aunque las tarifas varían mucho en función de las fechas y de la aerolínea que opera el vuelo. Hoy por hoy, no se ofertan vuelos directos desde España.

Dado que el turismo constituye una importantísima fuente de ingresos para el país, encontrar hoteles en Tailandia es una empresa fácil. Así, el viajero podrá escoger entre hoteles de diversas categorías, hostales y backpackers y, en el caso de las zonas costeras, resorts, apartamentos y cabañas —algunas de ellas con jardín y vistas al mar— a precios realmente asequibles. Además, en estas últimas áreas la calidad del servicio ofrecido por los establecimientos hoteleros suele ser mejor que el que se brinda en las principales ciudades. Como consejo general, no obstante, se recomienda que todos ellos estén provistos de ventanas con mosquiteras.
 

De la herencia del antiguo Siam al encanto de sus playas

De la herencia del antiguo Siam al encanto de sus playas

Las líneas que siguen resumen algunos de los enclaves más apreciados por el turismo internacional. Los diferentes lugares aparecen citados por orden alfabético.

  • Ayutthaya
En la fértil región central y a 90 km de Bangkok, se eleva una de las ciudades más impresionantes del antiguo reino de Siam: Ayutthaya. Fundada en el 1350 por el rey Ramathibodi I (también llamado U-Trong), esta localidad ostentó durante 417 años la capitalidad del país, hasta que fue sucedida por Bangkok. El significado de su nombre completo —Phra Nakhon Si Ayutthaya— revela que se trata de una ciudad sagrada. Y así lo atestiguan los numerosos y espectaculares templos, palacios y esculturas budistas que concentra su Parque Histórico (o Koh Mueang), y que se erigen en una isla fortificada y circunvalada por los ríos Chao Phraya, Lop Buri y Pa Sak. El recinto, con una extensión de 2.556 km2, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. Asimismo, el actual casco urbano acoge el animado mercado nocturno de Hua Ro, en el que se pueden adquirir desde deliciosos productos para picar. Esta animación contrasta con la escasa oferta de ocio nocturno en la ciudad, que se reduce a las discotecas de los principales hoteles.
  • Bangkok
Capital del país desde 1768, es actualmente la localidad tailandesa más poblada, con 6,3 millones de habitantes en su término municipal y casi 12 en el área metropolitana. Su mayor encanto reside en la conjunción, sin estridencias, de grandes rascacielos y edificios tradicionales. Pese a su ingente oferta turística, Rattanakosin —una isla artifical construida en el siglo XVIII en mitad del río Chao Phraya— es el punto que concentra un mayor número de monumentos, incluyendo el Gran Palacio Real. Éste consiste en un complejo fortificado integrado por un centenar de edificios, entre los que destaca el templo del Buda Esmeralda (Wat Phra Kaeo), que alberga a su vez la principal escultura votiva de Tailandia: un Buda del siglo XV y localizado en la ciudad de Chiang Rai. Fuera del recinto, otro enclave de interés es el San Lak Muang (o Pilar de la Ciudad), santuario en el que se conserva la piedra fundacional de Bangkok y considerada como el kilómetro 0 para medir las distantancias con el resto de urbes del país. Otra visita  aconsejable conduce al viajero a los santuarios de Wat Phrachetuphon y Wat Arun, situados en el barrio de Thonburi (antigua capital del reino de Siam). Igualmente, el Museo Nacional de Bangkok, el mercadillo de Chatuchak o la colina artificial de Phukhao Thong, en el área de Banglamphu, también merecen ser visitadas y disfrutadas.
  • Chiang Mai
Capital de la provincia homónima y segunda urbe más importante del país, esta localidad (cuyo nombre significa ‘ciudad nueva’) constituye el principal centro cultural del norte de Tailandia. Sus orígenes se remontan al 1296, momento en el que fue fundada por el rey Mengrai. Poco después, sustituyó a Chiang Rai como capital del reino de Lanna. Además de sus celebérrimos festivales —especialmente el de la Flor y el Bang Sai Loi Krathong, de los que se hablará más adelante—, la urbe es famosa por albergar numerosos templos de notable interés arquitectónico, tales como el Wat Phrathat Doi Suthep, construido el 1383 y considerado como el más relevante de la zona; el Wat Chiang Man, iniciado el 1306, lo que lo convierte en el más antiguo de la ciudad; el Wat Phra Singh o el Wat Chedi Luang. Igualmente destacable es su oferta museística, que cuenta con centros como el Museo de Arte de la Ciudad, el Museo de las Tribus Montañesas o el Museo Nacional de Chiang Mai. Asimismo, en sus inmediaciones se hallan atracciones como el Parque Natural del Elefante o la montaña más elevada de Tailandia: el Doi Inthanon, de 2.565 m.
  • Chiang Rai
Al norte del país, en la provincia de Chiang Saen a 785 km de Bangkok, se encuentra esta pequeña ciudad. La localidad destaca por dar cabida al río Mekong, una frontera natural que separa los Estados de Laos, Myanmar y Tailandia. Un crucero por sus aguas permite alcanzar el llamado Triangulo de Oro, donde se puede disfrutar de increíbles vistas a los tres países limítrofes. También resulta de interés el templo de Wat Phra Keo y su mercado local, y en sus inmediaciones, el tradicional poblado de Don Xao, sito en la frontera con Laos.
  • Kamphaeng Phet
Esta localidad norteña, que atesora más de 700 años de historia, destaca por ser acoger los restos arqueológicos de la primera capital tailandesa. En 1991, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (ver la entrada de Sukhothai para más información).
  • Kanchanaburi
Esta pequeña ciudad de la región central —sita a 130 km de Bangkok— es la capital de la provincia más grande del país y una de las más espectaculares desde el punto de vista paisajístico. Sin embargo, Kanchanaburi debe casi toda su popularidad al célebre y cinematográfico puente sobre el río Kwai (o Kwae Noi), afluente del Mae Klong. Ésta infraestructura fue construida durante la Segunda Guerra Mundial por el ejército japonés, que pretendían crear así una vía ferroviaria que permitiese su expansión a Birmania (hoy Myanmar) y al resto del sudeste asiático. Los trabajos constaron la vida a más de 16.000 prisioneros de guerra, cuyos restos descansan en dos cementerios cercanos: el Kanchanaburi Allied War Cemetery (el de mayores dimensiones) y el Chungkai. Otro punto de interés de Kanchanaburi es el templo de Wat Tham Khao Poon y el imponente paso de las Tres Pagodas —creado para facilitar el trasporte de tropas y mercancías durante la contienda—, sito en la frontera con Myanmar.
  • Ko Samui
Se trata de la tercera isla más grande de Tailandia, y uno de los enclaves más bellos por lo que respecta a sus playas de arena blanca y cocoteros. Asimismo, sus aguas acogen una barrera coralina. Desde si aeropuerto operan diariamente vuelos que enlazan con Bangkok.
  • Krabi
La península de Krabi, situada en la provincia homónima país y a 814 km de Bangkok, brinda uno de los paisajes marítimos más bellos del país. Sus playas, bahías y pequeños archipiélagos —como el de Lanta o el de Phi Phi— la han convertido en un enclave turístico de primer orden. Uno de sus lugares más espectaculares son las colinas de Kaho Khanap Nam. Al sur de la península se halla la provincia de Trang, un apacible enclave que concentra numerosos parques nacionales y bosques tropicales.
  • Lopburi
Se encuentra en la región central, a 154 km de Bangkok, y fue una de las ciudades más importantes de la civilización Dvaravati (siglos IV-X). Tras este período, el imperio khmer erigiría imponentes edificios —como el templo de San Phra Kan—que han llegado hasta nuestros días. Entre sus ruinas viven en la actualidad numerosos monos, que constituyen el principal reclamo turístico de la ciudad.
  • Mae Hong Song
Este enclave debe su fama mundial a la presencia de un grupo étnico que se conoce como la tribu de las ‘mujeres jirafa’, en la que éstas utilizan permanentemente collares metálicos para alargar su cuello. Del mismo modo, el cercano río Pai ofrece la posibilidad de realizar algún tour fluvial. Por otro lado, también se recomienda acercarse hasta su mercado local y, sobre todo, al fascinante santuario de Wat Phra That Doi Kong Moo, situado sobre la colina Doi Kong Moo. Sus paredes blancas le confieren un aspecto imponente.
  • Phuket
La isla de Phuket (543 km2), sita a 862 km de Bangkok y unida al continente por el puente de Sarasin, es el principal centro de atracción turística de Tailandia. Sus playas paradisíacas y exuberantes bosques monzónicos atraen a turistas de todo el mundo, deseosos de relajarse en algunos de sus numerosos resorts o de disfrutar de algunos deportes de aventura (algunos tan pintorescos como el trekking a lomos de un elefante). Al margen de esta oferta de ocio, la capital de la isla, Muang Phuket, acoge un buen número de templos budistas, como el San Jao Sang Gham (o ‘Capilla Sagrada de la Luz Serena’). Del mismo modo, el mercado de Ranong Road invita a los visitantes a adquirir todo tipo de especias a buen precio.
  • Pattaya
Esta ciudad, ubicada en la costa este de Siam y a 165 km al sudeste de Bangkok, ha pasado a ser uno de los primeros destinos turísticos de Tailandia gracias a sus playas, sitas junto a una bahía. Entre éstas, destacan la de Pattaya —en la que se concentra una nutrida oferta de ocio nocturno— y la de Jomtien —poseedora de una importante oferta hotelera y de restauración. Igualmente, la costa también da cabida a pequeñas islas, como las de Mu Ko Larn, Ko Rin o Mu Ko Phai.
  • Sukhothai
Esta pequeña localidad, situada a 427 km al norte de Bangkok, fue la primera capital del reino de Siam, en los siglos XIII y XIV. Sus antiguos edificios —así como diversas ciudades históricas asociadas: Si Satchanalai y Kamphaeng Phet— fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. Dentro del Parque Histórico de Sukhothai, rodeado por una triple muralla y dos fosos, destacan el templo real (o wat) de Mahathat y el de Sri Chum, donde se conserva un imponente Buda de 15 m de altura.

 

La cocina tai: una explosión de sabores intensos

La cocina tai: una explosión de sabores intensos

Desde los años ochenta, la gastronomía tailandesa o tai ha ido ganando adeptos entre el público occidental. Sin duda, gran parte de su éxito radica en la política de sus restaurantes, en los que se suele ofrecer un excelente trato y, sobre todo, una carta basada en ingredientes autóctonos de primera calidad. Entre los más habituales, destacan sobre todo los vegetales —como las berenjenas, las limas de kaffir (manao), el coco (khanom) la pera de agua (chom phu), la galanga, la canela (ob choei) el sésamo (nga) la albahaca, los cacahuetes, la leche de coco, la cebolla, la pimienta (phrik thai) o el curry en polvo (khanom)—, sin olvidar algunos productos del mar, como las gambas o los camarones.

No obstante, Tailandia ha sabido incorporar a sus fogones numerosos elementos de otras tradiciones culinarias, tales como la preparación de los platos fritos y salteados —importada de China— o la adopción de de algunos ingredientes foráneos, como el chile —originario de Sudamérica— o el curry —la salsa india por excelencia.  

Ahora bien, esto no significa que la gastronomía tailandesa no haya sabido granjearse una identidad propia. Nada más lejos de la realidad. Sin duda, su principal rasgo distintivo estriba en la combinación de sabores ácidos y picantes, siempre acompañados de hierbas aromáticas y especias. No obstante, aquellos que prefieran alimentos menos condimentados, pueden pedirlo utilizando la siguiente frase: Mai ao phet na.

Otra de las peculiaridades de la cocina tai es el protagonismo que adquieren los platos de carne, un alimento que se consume con mucha más frecuencia que en otros países vecinos. Eso sí: ésta se sirve siempre muy troceada, para cumplir el precepto budista que prohíbe ingerirla en grandes trozos.

Además de los productos cárnicos, también son muy habituales las ensaladas (yam) y los fideos (kway tiaw o mae grobb), que se subdividen a su vez en fideos finos (sen un) o gruesos (puet eo). Pese a todo, el producto estrella es el arroz, que suele servirse acompañado de carne o pescado. Este cereal también se puede comer solo, como en el caso del kao pad (arroz frito).

Entre sus recetas más típicas, destacan, en el apartado de los platos cárnicos, el kai ho bai toei (pollo envuelto en hojas de banano) el gaeng keo wan kai (pollo al curry verde), el kai tom ka (sopa de pollo con galanga), el kaeng ped naa (ternera al curry), el pat priew wan nua (ternera agridulce) o el moo wan (cerdo dulce con caléndulas). También gozan de una gran popularidad las especialidades de pescado y marisco, que cristalizan en recetas como el kung thord (langostinos fritos marinados), el homok talay (marisco con leche de coco), e hoy lai phad nam prik phao (almejas guisadas con albahaca) o la salsa de pescado (nam plaa). No obstante, las especialidades vegetarianas también tienen un lugar en el marco de la cocina tai, con recetas como el yam makhua phao (berenjenas agridulces), el namjeem (salsa dulce picante) o el ajad (un aderezo a base de pepino).

En cuanto a los postres, cabe remarcar la importancia que adquieren las frutas tropicales, en deliciosas propuestas como la piña frita especiada, la crema de coco, el khanom kloy (pastel de coco), el khanom sai shay (pastel de coco y arroz) o el kluai buat chi (plátano cocido con leche de copra).  

Finalmente, en lo que atañe a las bebidas tradicionales, destacan el whisky local o mekhong, que suele tomarse con soda y jugo de limón.
 

Festivales: el budismo como fuente de inspiración

Festivales: el budismo como fuente de inspiración

A continuación, se detallan, ordenadas según su orden de aparición en el calendario occidental, las principales fiestas y festivales que tienen lugar cada año en Tailandia.

Año Nuevo occidental: La llegada del 1 de enero se conmemora especialmente en la capital, Bankok —la ciudad más cosmopolita del país—, donde el peso de la tradición occidental es más notorio.

Festival Ngan Phraya Phakdi: Tiene lugar en Chaiyaphum a mediados del mes de febrero, y combina música, desfiles y espectáculos de baile.

Año Nuevo chino: Se celebra en una fecha que oscila entre el 21 de enero y el 21 de febrero (ésta varía dependiendo del calendario lunar), y los festejos se prolongan durante dos semanas. Las celebraciones más coloristas se llevan a cabo en el Chinatown de Bangkok.

Festival de la Flor: Durante la primera semana de febrero, se desarrollan en la ciudad de Chiang Mai (al norte del país) vistosos concursos de jardinería, combinados con desfiles en los que se exhiben esculturas realizadas con flores.

Carnaval de Pattaya: Se celebra en Pattaya (Chon Buri) y acoge un certamen internacional de fuegos artificiales, conciertos y degustaciones. Tiene lugar a mediados de febrero.

Feria del reino de Narai: En el ecuador de febrero, la ciudad de Lopburi acoge tres días de festejos, que incluyen una famosa pieza teatral: el lakhon ling. Ésta es representada exclusivamente por monos, que son el símbolo de la localidad.

Makha Bucha: Se celebra en todo el país el día 15 del tercer mes lugar (coincidente con el mes de febrero). Esta efeméride rememora el primer discurso ofrecido por Buda a más de un millar de seguidores. En 2008, el Ministerio de Cultural de Tailandia designó esta fecha como el Día Budista del Amor.

Festival Ngan Buda Chinnarat: El escenario de la misma es la ciudad de Phitsanulok (a 377 km de Bangkok), y en ella se rinde homenaje a la segunda imagen de Buda más famosa del país (tras la del Buda Esmeralda, sita en la capital tailandesa). El festival conjuga danzas, música y artes escénicas. Se celebra a mediados de febrero.

Festival Phra Nakhon Khiri Fair: Se trata de un espectáculo de luz y sonido que tiene como escenario el palacio Kao Wang, en la provincia central de Phetchaburi. Se organiza a mediados de febrero.

Wan Sangkhan Long: El 13 de abril es el antepenúltimo día del año tailandés. Durante esta jornada, la población se baña y purifica, símbolo de renovación para el nuevo año que comienza. Además, en señal de respeto, también lavan diversas imágenes de Buda.

Wan Nao (o Wan da, víspera del Año Nuevo tailandés): El 14 de abril es la víspera al gran día. En esta fecha, los tempos se llenan de fieles que acuden a depositar sus ofrendas —consistentes en puñados de arena—, mientras que las calles de todo el país acogen batallas de agua, en la que los participantes utilizan cubos y pistolas de agua para mojar a sus adversarios.

Wan Phya Wan (Año Nuevo tailandés): El 15 de abril tiene lugar el gran día. A lo largo del día, los creyentes llevan a cabo buenas acciones con el deseo de ganarse la bendición de los dioses y atraer la buena suerte para el año. Las diferentes regiones del país dan cabida a numerosos espectáculos de baile. El Wan Sangkhan Long, el Wan Nao y el Wan phya Wan forman parte de las celebraciones asociadas al Songkran, que tienen lugar con motivo de la llegada del Año Nuevo tailandés.

Día Internacional del Trabajo: Tiene lugar el 1 de mayo, al igual que en Occidente.

Visakha Bucha: Esta festividad coincide con la luna llena del sexto mes lunar (normalmente corresponde al mes de mayo). El Visakha Bucha conmemora tres de los principales acontecimientos en la vida de Buda: su nacimiento, su iluminación y su muerte.

Inicio de la temporada de la siembra: El inicio de esta actividad, que tiene lugar a comienzos del mes de mayo, ha dado pie a un nutrido número de festival. El más famoso es un antiguo ritual de origen hindú, que se celebra en el campo de Sanam Luang (centro de Bangkok) y en el que participa el rey de Tailandia.

Khao Pansa (Cuaresma budista): Esta festividad, arraigada en todo el país, se inicia con la luna llena del octavo mes lunar (por lo general, coincide con junio). Dicha celebración conmemora el fin del trimestre de retiro y ayuno que llevan a cabo los monjes budistas, y que se desarrolla durante la estación de las lluvias.

Procesión de las Velas: Tiene lugar en julio, durante los tres días próximos a la luna llena. Con motivo de la misma, la provincia de Ubon Ratchathani recuerda el primer sermón de Buda mediante la ofrenda de aceites y velas. Asimismo, esta festividad acoge espectáculos de danza y otros concursos.

Ngan Phonlamai: Conjuga muestras gastronómicas y obras de teatro tradicional. Se celebran en la ciudad de Nakhon Pathom, durante la primera semana de septiembre.

Festival Vegetariano: Está especialmente arraigado entre la población budista de origen chino que reside en Phuket y Trang. Durante nueve días, los fieles se alimentan únicamente de comidas vegetarianas, llevan a cabo diversas ceremonias en los templos y participan activamente en las procesiones que se celebran en honor de Buda. Tiene lugar desde finales de septiembre y hasta principios de octubre.

Día del rey Chulalongkorn: Cada 23 de octubre, se conmemora el día del fallecimiento de monarca Rama V o Chulalongkorn, quien gobernó el país entre 1868 y 1910. Artífice de la abolición de la esclavitud en Tailandia y del segundo reinado más prolongado en la historia de esta nación asiática, su figura aún goza del respeto y la admiración de la sociedad civil. La jornada es festiva en todo el país.

Bang Sai Loi Krathong (o Yi Peng): Ésta es, sin duda, una de las tradiciones más bellas del país. Por la noche, la gente se reúne junto a los ríos y canales que irrigan la ciudad de Chiang Mai para depositar en ellos barcas en miniatura —kharatongs— iluminadas con velas. Mediante este ritual, los fieles piden perdón a los dioses por las malas acciones cometidas en el pasado. El Loi Krathong se celebra coincidiendo con la luna llena del duodécimo mes lunar (que tiene lugar hacia el mes de noviembre).

Festival de Surin: Festividad dedicada al elefante, animal que ha desempeñado un importante papel en la cultura tradicional tailandesa desde los tiempos del reino de Sian. Acoge competiciones entre equipos de mahouts y elefantes, así como los partidos de polo entre éstos. Se desarrolla durante la tercera semana de noviembre.

Festival del puente sobre el río Kwai: Tiene como escenario la ciudad de Kanchanaburi, e incluye un espectáculo de luz y sonido. Se lleva a cabo entre finales de noviembre y principios de diciembre.

Aniversario de la designación de Ayutthaya como Patrimonio de la Humanidad: Cada mes de diciembre, la decisión de la UNESCO de incluir Ayutthaya en la Lista del Patrimonio Mundial (1991) es festejada con espectáculos de luz y sonido en el marco del recinto arqueológico. Asimismo, la zona también alberga interesantes muestras de folklore tradicional.

Cumpleaños del rey Bhumibol Adulyadej (Rama IX): Se celebra cada 5 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Rama IX, que tuvo lugar en 1927.

Día de la Constitución: El 10 de diciembre, el país recuerda el fin de la antigua monarquía absolutismo y la adopción de la monarquía constitucional, acaecido en 1932, tras un golpe de Estado.
 

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