Explora las grandes urbes del País del Centro

Estás a un paso de sumergirte en los tesoros de China: un antiguo imperio con una cultura milenaria, construcciones de ensueño, paisajes urbanos que enamoran y un tradición culinaria que despertará tus sentidos.

Este asombroso viaje empieza en Pekín, donde podrás visitar la Ciudad Prohibida o la Gran Muralla. La siguiente parada será Xi'an, una capital histórica mundialmente conocida por los miles de guerreros que custodian la tumba del Primer Emperador desde hace más de 2.000 años. Desde allí, te trasladarás a Shanghái, la mayor metrópolis china, antes de concluir esta aventura en Hong Kong, una antigua colonia británica cuya arquitectura te dejará sin palabras.

¡Que no te lo expliquen!

China: Pekín, Xian, Shanghai y Hong Kong

Día 1: España-Pekín

Tomaremos un vuelo con destino a Pekín o Beijing, la capital de la china continental. Noche a bordo.

Día 2: Pekín

Llegada y traslado desde el aeropuerto al hotel seleccionado en Pekín. Resto del día libre y alojamiento.

Día 3: Pekín

Jornada libre en régimen de solo alojamiento. ¡Aprovéchala para explorar Pekín a tu ritmo!

Día 4: Pekín

Disfruta de otro día libre en régimen de solo alojamiento.

Día 5: Pekín-Xi'an

A la hora acordada, traslado al aeropuerto de Pekín para volar a Xi´an. Llegada y traslado desde el aeropuerto al hotel seleccionado. Resto del día libre y alojamiento.

Día 6: Xi'an

Jornada libre, que podrás aprovechar para visitar el Ejército de Terracota, el barrio musulmán, las torres de la Campana y el Tambor, etc.

Día 7: Xi'an-Shanghái

A la hora convenida, traslado al aeropuerto para tomar un vuelo a Shanghái. Llegada y traslado desde el aeropuerto al hotel seleccionado. Resto del día libre y alojamiento.

Día 8: Shanghái

Jornada libre en Shanghái para disfrutar de esta ciudad ultramoderna. Alojamiento.

Día 9: Shanghái

Te ofrecemos otro día libre para que acabes de disfrutar de tu estancia en esta metrópolis de más de 20 millones de habitantes. Alojamiento.

Día 10: Shanghái-Hong Kong

A la hora establecida, te llevaremos al aeropuerto para tomar un vuelo a Hong Kong, una región administrativa especial de China. Llegada y traslado al hotel de la categoría seleccionada. Resto de la jornada libre y alojamiento.

Día 11: Hong Kong

Día libre en Hong Kong para que descubras esta ciudad mágica a tu aire. Alojamiento.

Día 12: Hong Kong

En esta ocasión, disfrutarás de una nueva jornada libre para apurar tu paso por Hong Kong. Alojamiento.

Día 13: Hong Kong-España

A la hora fijada, traslado al aeropuerto para tomar un vuelo con destino a tu ciudad de origen. Llegada y fin del viaje y de nuestros servicios. ¡Hasta pronto!

ADMIRAR LA CIUDAD PROHIBIDA

Ríndete al lujo y ostentación del País del Centro

Entre los puntos de visita obligada de la capital china, destaca la inenarrable Ciudad Prohibida (Zijin Cheng), conocida originariamente como Ciudad Púrpura Prohibida.

Este espectacular recinto de 0,72 km², añadido en 1987 a la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, fue la sede de la corte en tiempos de las dinastías Ming y la Qing. Su construcción se desarrolló entre 1406 y 1420 por deseo del emperador Yongle, mandatario que se encuentra enterrado a pocos kilómetros de Pekín.

Este señorial complejo arquitectónico fue el hogar de 24 emperadores entre el siglo XV y hasta 1949 —décadas después, por lo tanto, de la abolición del gobierno imperial en 1912—, coincidiendo con el año de la proclamación de la República Popular.

Actualmente, la Ciudad Prohibida concentra 980 edificios con 9.999 dependencias, así como la mayor colección de estructuras antiguas de madera del mundo.

Durante el recorrido, no te pierdas sus tres tronos imperiales —ante los que se suelen formar aglomeraciones— y sus señoriales jardines, salpicados de árboles con troncos en forma de i griega invertida (representando el carácter人, rén, que significa ‘persona’). En lo alto de una roca, hay un pequeño pabellón al que acudía el emperador para contemplar el firmamento en compañía de sus concubinas.

Asimismo, debes prestar atención a los imponentes leones que guardan la entrada de los pabellones. Si bien parecen iguales, el detalle que hay debajo de sus patas los diferencia: mientras que los leones machos tienen una pelota, las leonas exhiben un cachorro. También te aconsejamos fijarte en la espectacular rampa de mármol con dragones esculpidos que da acceso a los principales edificios del complejo, diseñada para uso del emperador.

Por cierto: en algunos períodos, la pena de muerte era el castigo reservado a aquellas personas de a pie que osaban entrar en el recinto. Algo que no es de extrañar, si se tiene en cuenta que los chinos atribuían una naturaleza divina a su emperador.
Un poco de historia

Para dar con los orígenes de Pekín, habría que retroceder casi tres milenios. De hecho, durante el período de las Primaveras y los Otoños y los Reinos Combatientes (770 a.C.-221 a.C.), el reinado de Ji tenía su capital donde hoy se eleva la actual urbe. Durante las dinastías Qin (221 a.C.-206 a.C.), Han (206 a.C.-220 d.C.) y el período de los Tres Reinos (220-280), Beijing ocuparía la frontera norte del imperio.

Su importancia se acrecentó en 1272, cuando el emperador mongol Kubilai Khan decidió establecer allí su corte, aprovechando que esta localidad se hallaba en un cruce de estratégicas rutas de montaña. Una situación similar se repetiría en 1403, cuando el tercer emperador de la dinastía Ming (1368-1644), Yongle (1360-1424), decidió trasladar la capitalidad de Nanjing a Beijing (de hecho, este topónimo significa ‘capital del norte’), proceso que finalizaría en 1421. Hasta 1911, año en el que fue depuesto el último emperador chino, Pu Yi, la ciudad albergó la corte imperial.

En la actualidad, una de las características más definitorias de esta enorme urbe es su estructura axial. A pesar de que en los últimos años Beijing ha vivido un importante boom constructivo impulsado por el extraordinario desarrollo del país y la cita olímpica del 2008 —bien patente en sus enormes rascacielos—, la arquitectura tradicional china sigue presente gracias a la excelente conservación de sus edificios históricos. Algo que, desgraciadamente, no ha sucedido con las murallas, demolidas en 1949 —fecha en la que Mao Zedong proclamó la República Popular— para favorecer el crecimiento urbanístico.

PASEAR POR LA GRAN MURALLA

Camina por la principal obra de ingeniería de la historia

Sin duda, el gran icono del gigante asiático es Gran Muralla (Chang Cheng). Incluida en la lista del Patrimonio de Humanidad de la UNESCO en 1987 y elegida como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo en el 2007 por votación popular, es un verdadero prodigio de ingeniería defensiva y uno de los monumentos más admirados de Asia.

Iniciada en el siglo V a.C., se concluyó en el siglo XVI, en tiempos de la dinastía Ming. En su período de máximo esplendor, la muralla alcanzó los 20.000 km de longitud, que se extendían entre el desierto del Gobi y la península coreana. Actualmente, sólo se conservan 8.851,8 km. Su altura fluctúa entre los 6 y los 7 m, y tiene entre 4 y 5 m de amplitud. Para que puedas pasear por su trazado y sus torres de vigilancia sin problemas, opta por un calzado deportivo y cerrado (¡nada de tacones o chanclas!), y lleva contigo protección solar (sobre todo si viajas en verano) y una gorra. Como recompensa, nos espera un suculento almuerzo, incluido en el programa.

De vuelta a Pekín, no dejes de detenerte en las inmediaciones del Cubo del Agua —oficialmente, Centro Nacional de Natación— y del estadio del Nido del Pájaro o Estadio Nacional, proyectado por los arquitectos de Jacques Herzog y Pierre de Meuron para albergar las pruebas atlética de los Juegos Olímpicos del 2008. Desde allí, podrás sacar unas fotos únicas.
Gastronomía china

Muy probablemente, los chinos fueron la primera civilización en incluir el pato en su dieta de manera sistemática.

Sin ir más lejos, se calcula que domesticaron esta preciada ave hace más de 4.000 años. A tal circunstancia contribuyó, según parece, el hecho de que las migraciones de los patos fueran superiores a las de otras especies similares, como por ejemplo las ocas. Asimismo, resultaban mucho más dóciles que estas últimas —lo que facilitaba enormemente su alimentación—, y se adaptaban mejor a las condiciones de vida en granjas, engordaban con mayor celeridad y ponían más huevos que las ocas.

Curiosamente, no ocurrió lo mismo en Europa, donde durante la época romana y la Edad Media el pato apenas sí se utilizaba en la cocina, y mucho menos en banquetes señalados o para agasajar a un invitado.

Por el contrario, China es en la actualidad la mayor consumidora de carne de pato del mundo. Una circunstancia que, no obstante, no es nada nuevo. De hecho, la historia de la receta más famosa de Pekín, el pato laqueado, se remonta a los tiempos de la dinastía Yuan (1279-1368),

período en el que vio la luz el libro Recetas completas de platos y bebidas, escrito en 1330 por el inspector de las cocinas imperiales Hu Sihui. No obstante, la popularidad de este plato continuó en la siguiente dinastía, la Ming: en el siglo XV, la receta se contaba entre las favoritas de la familia imperial.

VER EL EJÉRCITO DE TERRACOTA DE XI’AN

Asómbrate con uno de los mayores tesoros arqueológicos de Asia

La joya de la corona de la capital de la provincia de Shaanxi es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX: el celebérrimo Ejército de Terracota, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

Localizado casualmente en 1974 por cinco campesinos mientras cavaban un pozo, el yacimiento ha permitido recuperar alrededor de 9.000 piezas y figuras de guerreros, caballos y carros de combate a tamaño natural. En 1979, el complejo, hoy cubierto a modo de hangar, se abrió por primera vez a los visitantes.

Estas esculturas datan de finales del siglo III a.C. y fueron esculpidas por deseo del primer emperador de la China unificada: Qin Shi Huang Di, para que custodiaran su tumba, situada a escasa distancia de los guerreros (1,5 km) y cerrada al público.

El objetivo de esta obra faraónica no era otro que el de proteger la última morada del mandatario y, al mismo tiempo, extender su poder más allá de la muerte, ya que era una manera de continuar teniendo tropas a su cargo. Las esculturas fueron enterradas en posición de combate en tres fosos, cuya profundidad oscila entre 4 y los 8 m.

Aunque la estampa es realmente impactante, te invitamos a imaginar este sobrecogedor conjunto en su apariencia original, cuando todas las estatuas estaban policromadas (de hecho, algunas aún conservan trazos de color, como el amarillo que decora el cuello de uno de los guerreros y que se percibe a simple vista).
¿Sabías que...

…la tumba del primer emperador de China, situada a escasos metros del Ejército de Terracota, jamás ha sido abierta por los arqueólogos?

El mausoleo acoge la tumba de Qin Shi Huang Di, quien murió en el 210 a.C. a la edad de 49 años, después de llevar a cabo importantes campañas militares que se saldaron con la unificación de siete reinos que pasaron a convivir bajo el paraguas de la China unificada. De acuerdo con el famoso historiador local Sima Qian, el lugar también alberga 100 ríos de mercurio. Aunque esta afirmación aún no ha podido ser contrastada, diversas mediciones científicas han alertado de concentraciones anormales de este metal en la zona.

Paradójicamente, el mandatario ordenó a sus asesores conseguirle un remedio que le proporcionara la inmortalidad, a lo que estos respondieron recomendándole la ingesta de bolas de mercurio. Dada su alta toxicidad, es posible que esta práctica tuviera mucho que ver con la temprana muerte de Qin Shi Huang Di.

PRESENCIAR UN CONCIERTO DE MÚSICA TRADICIONAL EN XI’AN

¡Descubre los instrumentos y los sonidos más típicos de China!

A pesar de que el Ejército de Terracota y el mausoleo del Primer Emperador hacen sombra a cualquier otra atracción de Xi’an, existen otros muchos reclamos que no hay que dejar de contemplar en esta interesantísima urbe. Un buen ejemplo es la espectacular Torre de la Campana, que se alza en Zhong Lou, en pleno corazón de la localidad.

Aunque fue erigida en 1384 en el centro de la antigua ciudad Tang —situada dos manzanas al oeste—, en 1582 fue trasladada a su emplazamiento actual. Años después, entre los siglos XVI y XVIII, sería objeto de diversas reformas.

Para acceder a este edificio, tienes que entrar por un túnel ubicado en la esquina sureste de la plaza que acoge la torre. Esta construcción también cuenta con un refugió antiatómico que data de los tiempos de la guerra fría, y que se construyó por temor a un posible ataque de la URSS, en un período en el que las relaciones entre chinos y soviéticos no atravesaban su mejor momento. Sin embargo, esta dependencia no se puede visitar en la actualidad.

En el interior de la torre, podrás disfrutar de un original concierto nocturno de música tradicional (incluido en el precio de la entrada), en el que intervienen instrumentos de cuerda tradicionales y numerosas campanas de diferentes tamaños y grosores, de las que se obtienen unas relajantes melodías. ¡Te sorprenderá!

Una vez finalizado el espectáculo, no dejes de salir a la terraza del edifico para disfrutar de las mejores vistas de Xi’an.

¿Sabías que...

…la Torre de la Campana es un edificio presente en las principales ciudades de China, ya que su campana se utilizaba para marcar la hora a la que comenzaban las actividades cotidianas, a primera hora de la mañana?

Además, también servía para alertar a la población de un ataque inminente por parte de las tropas enemigas, o bien para anunciar algún festejo.

Pero si este tipo edificios es una constante en la geografía del país, no lo es menos su alter ego por antonomasia: la Torre del Tambor, que marcaba la hora del crepúsculo. La de Xi’an se halla entre Beiyuanmen y Xi Dajie, en la entrada del barrio musulmán.

Al igual que la Torre de la Campana, fue construida al comienzo de la época Ming (1368-1644), concretamente en 1380. Si decides visitarla, no te pierdas sus preciosos techos y vigas, así como una notable colección de 24 tambores tradicionales.

HACER UN CRUCERO POR EL RÍO HUANGPU EN SHANGHÁI

Sorpréndete desde el agua con la mayor ciudad asiática

Te invitamos a descubrir uno de los elementos más representativos del paisaje urbano de Shanghái: el Huangpu. De 113 km de longitud, es el río más largo de cuantos atraviesan esta enorme metrópolis del este de China. Su curso la divide en dos sectores claramente diferenciados: Pudong, a mano derecha, y Puxi, a su izquierda. Con una anchura media de 0,5 km y una profundidad de 11 m, no sólo sirve para abastecer de agua a la población local, sino que también alberga numerosos cruceros fluviales muy apreciados por los turistas.

Estos paseos dan comienzo en el muelle de Shiliupu, en el sur del emblemático barrio colonial del Bund, un rincón repleto de edificios que rememoran la ocupación británica de esta zona de la ciudad. Asimismo, todos aquellos que quieran adentrarse en uno de los ríos más importantes de China, el Yangzi, pueden acercarse hasta el punto en el que éste confluye con el Huangpu, y desde el que parten algunos cruceros.

Además de brindarte una vista privilegiada de los puentes que cruzan el río, desde la embarcación también podrás admirar los edificios que configuran el Bund. Entre ellos, descuellan construcciones como el Hotel Peace, con su inconfundible techo piramidal de color verde, o la Casa de la Aduana, presidida por su famosa torre del reloj. Justo detrás del Bund, arranca una zona repleta de rascacielos, que contrastan en altura y en diseño con las joyas del período colonial.

De regreso a Shiliupu, cuando pases junto a la terminal internacional de cruceros de Shanghái, podrás constatar que la nacionalidad de las compañías que operan estas rutas se corresponde con algunos de los enemigos históricos de China, como Japón. Sin embargo, sin la contribución de éstos a la economía local, es posible que Shanghai jamás hubiera llegado a ser la ciudad futurista y floreciente que hoy conocemos.

¿Sabías que...

...la ciudad de Shanghái está estrechamente ligada al nacimiento y la historia del Partido Comunista de China? A priori, esta afirmación cuesta de creer, si contemplamos los espectaculares rascacielos que hoy se elevan sobre Pudong, o si tenemos en cuenta que Shanghái es el principal centro financiero del país y la sede de algunas de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo.

De todos modos, nada más lejos de la realidad. De hecho, el Primer Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, que tuvo lugar el 23 de julio de 1921, se celebró en esta localidad. El lugar exacto en el que se produjo la reunión, y que fue remodelado en 1998, da cabida a un museo en el que se explican los pormenores de este episodio decisivo para China y la geopolítica mundial.

Ahora bien, este capítulo no sería el único que tendría como escenario las calles de Shanghái. Tras la muerte del líder nacionalista Sun Yat-sen en 1925, su sucesor, Chiang Kai-chek, fue víctima ese mismo año de un atentado atribuido al Partido Comunista. Este incidente motivó la entrada del partido nacionalista, el Guomindang, en las principales chinas en 1926 y, sobre todo, una contundente represión anticomunista que en 1927 tiñó de sangre Shanghai. En 1928, la práctica totalidad del territorio chino quedó controlado por el Guomindang, circunstancia que inauguró un período en el que se redujeron los privilegios de las potencias extranjeras con presencia en la zona.

ADMIRAR LOS JARDINES DE SHUZHOU, CERCA DE SHANGHÁI

Sumérgete en un paisaje lleno de belleza y leyendas

Durante tu segundo día libre en Shanghái, no puedes dejar de descubrir una idílica ciudad situada a tan sólo 107 km de la gran metrópolis china: la increíble Suzhou, cuyos preciosos jardines fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997 y el 2000. Así se refiere a ella un antiquísimo proverbio chino: “En el cielo está el paraíso; en la Tierra, Hangzhou y Suzhou”.

La ciudad se halla en el centro de una tupida red de ríos y canales, algo harto habitual en las poblaciones de la cuenca del delta del Yangzi. Con una antigüedad de más de dos milenios y una enorme importancia estratégica debido a la presencia del Canal Imperial, Suzhou se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de China.

Entre sus mayores alicientes, destaca el jardín del Maestro de las Redes del Pescador. Se trata del más pequeño de los jardines de Suzhou y se localiza al sudeste de la ciudad. Erigido a finales del siglo XII por orden de un viceministro de la dinastía Song ((960-1279), sería reformado en tiempos de la dinastía Qing. Los edificios se alzan en la zona este y corresponden al siglo XIX. El más importante es la biblioteca, que está precedida de un pequeño patio con un rotundo arco de piedra. A su vez, el complejo también acoge un salón de té.

Asimismo, tampoco puedes dejar de descubrir la colina del Tigre (Huqiu Shan), lugar en el que se cree que está enterrado el rey He Lu, fundador de Suzhou. Según una leyanda, poco después de que se enterrara al monarca, los lugareños vieron un tigre blanco merodeando por la montaña. Esta circunstancia movió a los vecinos a pensar que el animal era el guardián de la tumba de He Lu. En el siglo X, se construyó una pagoda de siete pisos en lo alto de la colina, de 47 m de altura y con una leve inclinación.

Un poco de historia

Suzhou destaca por atesorar una densa historia: de hecho, hace unos 2.500 años, algunas personas que se referían a sí mismas como gou wu ya vivían en el área que más tarde acogería la ciudad.

En el año 209 a.C., la localidad —conocida entonces como Wu— sería escenario de una

rebelión histórica que aceleró el fin de la dinastía Qin (221 a.C.-206 a.C.), fundada por el primer emperador de China. Su denominación actual le fue otorgada en el año 589, en tiempos de la dinastía Sui (581-617). Poco después, tras la construcción del Gran Canal (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2014) en el siglo VI, Suzhou se benefició de su privilegiado emplazamiento, al formar parte de una importante ruta comercial. Esta circunstancia la convertiría en una de las mayores ciudades industriales y comerciales de la historia del gigante asiático.

En febrero de 1130, el ejército de la dinastía Jin saqueó y destruyó la ciudad. No serían los únicos: en el 1275, sería arrasada de nuevo por los mongoles, y en 1367, por los ejércitos de la dinastía Ming, que se haría con el trono de China un año después.

Durante las épocas Ming (1368-1644) y Qing (1641-1911), se construyeron gran parte de sus famosos jardines, y en 1860 la localidad se convirtió en uno de los escenarios del levantamiento de los rebeldes del Reino Celestial de Taiping. Las tropas imperiales liberarían Suzhou en noviembre de 1863.

A resultas de la invasión japonesa de 1937, muchos de los jardines de la ciudad fueron devastados, aunque serían restaurados a lo largo de la década de los años cincuenta, lo que les devolvería su pasado esplendor.

REALIZAR UN CRUCERO NOCTURNO POR LA BAHÍA DE VICTORIA, EN HONG KONG

Descubre desde el agua los rascacielos más bellos de la isla

Un paseo en barco por la bahía Victoria es algo que no te puedes perder durante tu viaje a Hong Kong. La experiencia es única y las vistas del skyline de Hong Kong inmejorables. Durante todo el año tienes a tu disposición estas excursiones fluviales que te permitirán apreciar la ciudad desde diferentes perspectivas. Sin embargo, el tour más recomendable es el que se realiza por la noche y a bordo del Aqua Luna, el junco chino más famoso de Hong Kong.

Durante 45 minutos, navegarás por la bahía, podrás sumergirte en el ambiente de la isla y sacar instantáneas únicas de edificios tan emblemáticos como el International Commerce Centre, el edificio más alto de la isla con 484 metros de altura; la Torre del Banco de China, que llamará tu atención por su asombroso diseño y su iluminación espectacular; y el Two International Finance Centre con una altura de 415 metros y 90 plantas. Además, podrás contemplar algunos edificios de Tsim Sha Tsui, una de las zonas más populares y prósperas de la ciudad localizada en la península de Kowloon.

¡Sube a bordo del junco chino más famoso de la isla!

El Aqua Luna, que es un junco chino construido a mano con los métodos tradicionales. Destaca por sus velas rojas y su espectacular iluminación. Con capacidad para acoger a 80 turistas, su construcción duró 18 meses e intervino uno de los ingenieros navales chinos más veteranos y reputados de la ciudad.

No te lo pierdas

Existen otros tours que pueden interesarte. Los más famosos son:

Crucero Symphony of Lights. Se recorre la bahía Victoria mientras se disfruta del espectáculo más famoso de Hong Kong. Incluye barra libre.

Paseo en barco y cena en Jumbo Kingdom. Tras realizar un crucero por la bahía Victoria, se cena en el Jumbo Kingdom, el restaurante flotante más famoso del mundo.

ACCEDER AL MIRADOR MÁS ESPECTACULAR DE HONG KONG

Alcanzar la cima es posible gracias al legendario funicular Peak Tram

Las vistas del skyline de la ciudad que se contemplan desde la Cumbre Victoria (Victoria Peak), la montaña más alta de la isla de Hong Kong con 552 metros de altura, son las mejores que pueden imaginarse. Una visión que se vuelve aún más espectacular al caer la noche, con el vibrante destello de la siempre despierta metrópoli asiática.

Conocido como como Monte Austin o simplemente El Pico (The Peak), es el principal lugar turístico de la región y cada año es visitado por más de siete millones de viajeros.

Podrás acceder a la Cumbre Victoria utilizando el legendario funicular Peak Tram que lleva funcionando desde 1888. Una vez en la cima, además de contemplar los impresionantes rascacielos de Hong Kong y Kowloon, encontrarás varios restaurantes y dos centros comerciales y de ocio: el Peak Tower, ubicado en la última parada del funicular y desde cuya terraza obtendrás espectaculares vistas de la ciudad, y el Peak Galleria repleto de tiendas.

Sin embargo, las mejores vistas de Hong Kong las conseguirás desde Sky Terrace 428, una espectacular terraza panorámica. ¡No te lo pierdas!

¿Sabías que...

...las escenas iniciales y finales de la película Cita en Hong Kong de 1955, con Clark Gable como protagonista, se rodaron en el Peak Tram?

Si te interesa, podrás conocer la fascinante historia del Peak Tram en la Peak Tram Historical Gallery, situada en la estación Peak Tram Lower Terminus. Y es que desde su funcionamiento en 1888, el Peak Tram ha sido testigo silencioso de 120 años de evolución de la ciudad.

Guía de
China

No es tarea fácil condensar en tan pocas líneas las incontables virtudes del país más poblado del mundoda cabida a más de 1.350 millones de habitantesy al tercero más extenso del planeta. De hecho, China cuenta con la mayor frontera existente, de 22.117 km, que limita con la cifra récord de 14 naciones: Vietnam, Laos, Myanmar, India, Bután, Nepal, Pakistán, Afganistán, Tayikistán, Kirguistán, Kazajstán, Rusia, Mongolia y Corea del Norte. Casi nada…

De ahí la gran variedad de paisajes que vertebran su generosa geografía. El abanico es prácticamente inagotable: las llanuras aluviales que se extienden junto a las costas del mar Amarillo y el mar de China Oriental, las planicies esteparias de Mongolia Interior, las idílicas colinas de siluetas imposibles que salpican el sur del país, los caudalosos cursos fluviales y los deltas de los dos ríos principales (el Huanghe y el Yangzi), que discurren por el centro-este del territorio chino; las mesetas y las escarpadas cumbres del Himayala en el oeste, los desiertos del Taklamakan y el Gobi… Y es que no es de extrañar que pintores y poetas de todas las épocas hayan quedado fascinados por esta explosión de belleza.

Sin embargo, este magnetismo no sólo es inherente a las maravillas naturales del llamado País del Centro. Prueba de ello son las magníficas y antiquísimas ciudades que, miles de años después de su fundación, siguen hipnotizando al viajero con su vasto patrimonio arquitectónico: Pekín, donde la imponente Ciudad Prohibida y la Gran Muralla continúan desafiando al tiempo; la ciclópea y pujante Shanghai, donde los ecos de la época colonial se funden con impactantes rascacielos futuristas, Xi’an y su soberbio Ejército de Terracota, Pingyao y sus construcciones tradicionales de las dinastías Ming y Qing, Hangzhou y su bucólico lago del Oeste, Shuzhou y sus fotogénicos canales, Luoyang y las rotundas grutas de Longmen, la vibrante y occidentalizada Hong Kong, la espiritual Lhasa

La razón de este torrente de monumentos y atracciones no admite discusión: posiblemente, China es la civilización viva más antigua del mundo —su primera dinastía imperial conocida, la de los Xia, se remonta al siglo XXI a.C.—, así como un centro de difusión cultural de primer orden, capaz de extender su influencia a algunos de sus vecinos mediante conquistas o bien a través de la recordada Ruta de la Seda. Japón, Corea o Vietnam son sólo dos de los territorios que han bebido con fruición de las artes, la arquitectura, la caligrafía y la filosofía chinas.

En relación con este último punto, no hay que perder de vista que China es la cuna de dos importantísimas corrientes filosóficas: el confucianismo y el taoísmo, así como uno de los países que más contribuyó a la difusión del budismo, que irrumpió en el país en el siglo I de nuestra era.

Artífice de avances que acabarían siendo adoptados en todo el mundo, como el papel, la pasta, la pólvora o la imprenta —su precursor no fue Gutenberg, sino Bi Sheng, quien alumbró su creación en el siglo XI—, la enigmática China sigue cautivando como el primer día. Fieles a sus usos y costumbres, los autodenominados hijos del cielo siguen moviendo el timón de un país que enamorará al visitante, desde el precioso momento en que le den la bienvenida con un cálido y sincero huan ying! (‘bienvenido/a’).

¿Quién podría resistirse?

Marco Polo
¿Sabías que...?

…los primeros europeos en llegar a China no fueron el célebre Marco Polo y sus hombres, sino dos religiosos?

Este viaje pionero fue promovido por el papa Inocencio IV, miembro de la aristocracia mercante genovesa, quien organizó en 1245 la primera misión diplomática europea a la corte del Gran Khan. El objetivo de esta expedición era doble: por un lado, pacificar a los mongoles, y por otro, conseguir que éstos suscribieran una alianza con Roma contra los musulmanes. Los encargados de desplazarse hasta el Karakorum, donde se hallaba la corte mongola, fueron los franciscanos Giovanni da Pian del Carpine, natural de Umbría, y Esteban de Bohemia. Más adelante, otros enviados del sumo pontífice también viajarían a China, así como al Tíbet (a la sazón independiente) y Asia Central.

Por lo tanto, Marco Polo debe conformarse con el honor de ser hijo de uno de los dos primeros mercaderes europeos que pisaron la corte del Gran Khan: Niccolò Polo. Precisamente, este acompañaría a su hijo en un segundo viaje, que les llevó al centro del poder imperial en 1275. A resultas de esta experiencia, Marco Polo acabaría escribiendo una de las más célebres obras de la literatura de viajes de todos los tiempos: Il milione. Pese a todo, hay autores que cuestionan la veracidad de cuanto se narra en el libro, sosteniendo que su autor no fue más allá de Constantinopla (la actual Estambul).

Entre sus páginas, Marco Palo incluía una descripción del suntuoso palacio de Kublai Khan en Pekín, un edificio de mármol con “habitaciones y pasillos dorados extraordinariamente decorados”, según reflejó el mercader en su controvertido relato.

Información útil

Preparando el viaje
Documentación necesaria

Para viajar a China, necesitarás estar en posesión de un pasaporte con una validez mínima de seis meses. Además, excepto para aquellos que viajen directamente a Hong Kong y Macao —en esas dos ciudades no se necesita ningún documento adicional en el caso de que la estancia no sea superior a 90 días en cada localidad—, necesitarás tramitar un visado de turismo.

Este tipo de visado, que te permite disfrutar de una estancia máxima de 60 días, tiene 90 días de validez. Es recomendable que verifiques, antes del viaje, la validez del visado ya que, en caso de permanecer en territorio chino con el visado ya expirado, recibirás una sanción mínima de 500 yuanes (alrededor de 50 euros) por estancia ilegal en China, hasta un límite de 5000 yuanes (unos 500 euros), o serás detenido entre tres y 10 días.

Puedes solicitar el visado turístico tanto en la Embajada de China en España (C/ Arturo Soria, 113, Madrid) como en el Consulado General (Av. Tibidabo, 34, Barcelona), así como en Hong Kong, Macao o Shenzhen (puedes consultar los detalles en la página del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España). Por la vía ordinaria, se tramita en unos cinco días hábiles. Además, deberás solicitarlo presencialmente (aunque no es necesario que la gestión la realice la persona interesada), presentando el pasaporte, cumplimentando el formulario correspondiente y adjuntando una foto de carnet. En cualquier caso, hay algunas agencias de viajes que se hacen cargo de todas las gestiones.

De todos modos, ten presente que el visado turístico no permite acceso a la Región Autónoma del Tíbet. Para ello, será necesario solicitar un permiso especial para viajar a la zona. El único modo de obtenerlo es a través de una agencia de viajes, que lo tramitará e incluirá su precio en el coste de tu viaje. Aunque las tasas son económicas, el monto se dispara por la burocracia que lleva asociada, por lo que el precio final puede llegar a superar incluso al del propio visado. Si accedes al Tïbet en avión, estar en posesión del billete ya implica que el permiso ha sido concedido. En cambio, si lo haces en tren, deberás tener la autorización a mano, para mostrarla a las autoridades cuando te la soliciten. Los viajeros que accedan sin permiso pueden ser duramente castigados, incluso con penas incluso de prisión.

Asimismo, algunas zonas de China tienen prohibido el acceso a los ciudadanos y ciudadanas extranjeros, como ciertas áreas de las provincias de Xinjiang, Qinghai, Heilongjiang y Mongolia Interior.

En caso de viajar a Hong Kong y Macao y luego regresar de nuevo a China, deberás estar provisto de un visado de dos entradas, o bien, en caso de poseer un visado de una sola entrada, tendrás que solicitar un nuevo visado para volver a entrar en China continental. En este sentido, no olvides que es bastante difícil obtener un visado de turismo multientradas.

Vacunas y salud

No hay ninguna vacuna obligatoria, aunque son muy recomendables las vacunas contra el tétanos y la poliomielitis. Además, dependiendo de la zona que vayas a visitar, son aconsejables las de la difteria, la fiebre tifoidea y la hepatitis A y B.

Por otro lado, se exige el certificado de vacunación de fiebre amarilla para los extranjeros provenientes de países con riesgo de tener esa enfermedad, si bien no se aconseja la vacunación para viajar al país.

También debes considerar que existe el riesgo de contraer la malaria en la isla de Hainan y la provincia de Yunnan, así como en algunas provincias meridionales hay riesgo. En cualquier caso, no existe riesgo de malaria en las zonas urbanas y por encima de los 1.500 m de altitud.

Finalmente, si viajes a Yunnan, Hainan, Guangxi y Guizhou se aconseja la vacuna contra la encefalitis japonesa si tienes previsto visitar zonas rurales.

En cuanto a las condiciones sanitarias de China, éstas son las propias de un país en vías de desarrollo. En las grandes ciudades hay centros hospitalarios, con departamentos para extranjeros, donde se presta todo tipo de asistencia sanitaria, incluso operaciones quirúrgicas de cierta importancia. No obstante, en los municipios más reducidos y en las zonas rurales la asistencia médica es bastante precaria. Del mismo modo, te recomendamos consumir agua embotellada y evitar alimentos poco cocinados.

Para cualquier información adicional, puedes dirigirte a tu centro de salud más cercano.

Ropa y material recomendados

A pesar de que la extensión del China es prácticamente idéntica a la del continente europeo —lo que explica su diversidad climática—, el país se extiende principalmente en las zonas templadas y subtropicales. En general, el este, el sur y el suroeste son áreas cálidas, húmedas y lluviosas. En cambio, el norte es seco y ventoso.

Si viajas en primavera y en otoño, te recomendamos que lleves una chaqueta o un jersey sobre ropa ligera. En verano, lo mejor es apostar por prendas de algodón que sean frescas. Por último, en invierno deberás optar por prendas de abrigo, especialmente en el norte del país, donde deberás tener siempre a mano un abrigo de lana o una parka. Sin ir más lejos, los inviernos suelen ser duros en la capital, Pekín, al igual que ocurre con la nieve.

En cuanto a las precipitaciones, los últimos días de la primavera y el verano acostumbran a ser bastante lluviosos, sobre todo en las provincias del sur, por lo que te aconsejamos meter en tu maleta un paraguas o un buen chubasquero.

Por último, no te olvides de elegir un calzado cómodo. Si vas a visitar la Gran Muralla, apuesta ese día por unas zapatillas deportivas (nunca chanclas o zapatos abiertos) y, si la visita se produce en verano, pon en tu bolsa una gorra, gafas de sol y protección solar.

Diferencia horaria

La hora oficial en China a lo largo de todo el año es GMT+8. Por lo tanto, son seis horas más que en la España peninsular y Baleares durante el horario de verano (de finales de marzo a finales de octubre) y siete horas más durante los meses restantes.

En el destino
Moneda

La moneda

oficial de China es el renminbi  (en mandarín simplificado, 人民币, que significa ‘moneda del pueblo’,) o yuan. Un euro equivale a 8,5 yuanes, aproximadamente. Tanto los euros como los dólares estadounidenses se pueden cambiar sin problemas en los bancos y oficinas de cambio oficiales (para ellos, deberás mostrar tu pasaporte en el momento de hacer la operación). Asimismo, los principales hoteles también ofrecen este servicio, aunque el tipo de cambio aplicado suele ser menos ventajoso.

Asimismo, algunos hoteles exigen a sus huéspedes un depósito durante su estancia que, por lo general, debe abonarse en yuanes, aunque a veces también aceptan los euros si la cantidad ofrecida es superior a la que nos piden.

En cuanto al uso de las tarjetas de crédito, éstas suelen admitirse en las grandes ciudades y en los hoteles para extranjeros.

Idioma

El idioma oficial de China es el mandarín, hablado en el norte, el centro y suroeste de la China continental y en Taiwán. En total, lo conocen unos 1.197 millones de hablantes, lo que equivale a 1 de cada 7 habitantes de la Tierra. Para escribirlo, se puede utilizar el sistema de escritura tradicional (vigente en Taiwán) o bien simplificado (que es el más habitual en la República Popular China).

No obstante, el territorio chino también cuenta con otras lenguas de gran importancia, como el wu, hablado por 77 millones de personas; el min, utilizado por 70 millones —sobre todo en el sur de Fujian y en Taiwán— y el cantonés, propio de otros 71 millones de chinos. La variante estándar de este último idioma es una de las lenguas oficiales de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong (junto con el inglés) y Macao (junto con el portugués).

El dominio del inglés por parte de la población es bastante bajo o inexistente, aunque mejora en las grandes ciudades (como Shanghái, Pekín o Xi’an) y entre los más jóvenes, así como en los hoteles, mercados y otros servicios dirigidos al turismo internacional. En las área rurales y entre la gente de edad avanzada, el nivel de conocimiento de esta lengua es prácticamente nulo.

Electricidad

La corriente eléctrica en China funciona a 220V/50HZ. No obstante, los enchufes son diferentes de los de España, por lo que te aconsejamos que pongas en tu maleta un adaptador de enchufe universal con distintos tipos de patillas. En cualquier caso, si te olvidas de traerlo de casa, podrás encontrarlo fácilmente en numerosas tiendas de todo el país y en la mayoría de los hoteles.

Tasas del país

No hay que abonar ninguna tasa para salir del país.

Compras

Si visitas China, recuerda que su capital, Pekín, sigue destacando por su artesanía tradicional, centrada en la producción de alfombras, porcelana, cloissoné, esculturas y joyas de jade, marfil y realizadas con perlas de río. Por su parte, la ciudad de Hangzhou es muy conocida por la seda y el cultivo de té. Asimismo, otro de los objetos que no faltan en las tiendas de recuerdos de todo el país es el famoso Libro Rojo de Mao Zedong (disponible en mandarín e inglés), así como las antigüedades, los trabajos de caligrafía y las reproducciones exactas de primeras marcas de moda y complementos.

Aduanas

No se permite introducir en China o sacar del país animales, vegetales y comida, tales como embutidos, carne cruda, frutas, insectos, huevos, leche y sus derivados y otros productos efímeros. Asimismo, se prevén durísimas penas en caso de tenencia de armas y munición, material pornográfico, drogas ilegales y narcóticos tóxicos.

Al entrar, no podrás entrar en China con más de 20.000 yuanes en efectivo (y en cualquier caso, deberás notificar que traes moneda nacional). Asimismo, si llevas contigo objetos de un valor superior a 2.000 yuanes, 500 g de tabaco (o más), o de 1,5 litros de alcohol en adelante, tendrás que declarar estos bienes.

No hay restricciones específicas a la importación de moneda extranjera. No obstante, si sacas del país 20.000 yuanes o más, o bien el equivalente a 5.000 dólares de EE.UU., deberás declararlo, cumplimentando el correspondiente formulario de aduanas, por duplicado. De este modo, al salir del país, podrás acreditar la antigua posesión de cualquier cantidad sobrante, en previsión de un posible control aduanero. Lo mismo ocurre con el oro, la plata y otros metales preciosos.

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