Palencia

La bella desconocida

Como la hermosa catedral que engalana su capital, la provincia de Palencia es la ‘bella desconocida’. Tal vez, como el complejo catedralicio, ha pasado demasiado tiempo a la sombra de otras provincias vecinas con más tirón, pero poco a poco se va haciendo hueco entre los destinos predilectos de nuestro país. Mejorando la visibilidad nocturna de un monumento como el Cristo del Otero, que por la noche supone ahora una experiencia completamente distinta a la diurna. O cuidando al detalle y protegiendo con mimo un tesoro como la Villa Romana de La Olmeda y sus inolvidables mosaicos de estelas, que en algunos casos parece que se terminaron ayer. Ya es hora de que deje de ser la ‘bella desconocida’ y pase a ser simplemente la bella Palencia.

 

La gastronomía, el patrimonio histórico-artístico y el turismo rural son sin duda los pilares sobre los que se asienta la emergente industria turística palentina. De la cocina palentina cabría destacar el Lechazo Churro del Cerrato palentino, para algunos el mejor lechazo del mundo, y el Brazo de San Lorenzo, un delicioso brazo de gitano con las marcas superficiales de una parrilla. De su extenso legado histórico, la mencionada Catedral de Palencia y su amalgama de estilos artísticos, y un sin fin de iglesias como la de San Martín de Frómista, o castillos como el de Ampudia o Castillo de Los Sarmiento. Descubre Palencia.

Disfruta de la sabrosa gastronomía

¡para chuparse los dedos!

Donde la cocina se convierte en arte

El pilar fundamental de la gastronomía castellano leonesa es sin duda la carne. Ya sea de vacuno o de cerdo, es el ingrediente principal de gran parte de sus platos. Son internacionalmente famosos los asados de cordero lechal, también llamado lechazo, y de cochinillo, aunque también resaltan entre otras muchas recetas el botillo de El Bierzo o el chuletón de Ávila. Al ser tierra ganadera, los embutidos también destacan por su gran calidad, como sucede con el chorizo de Cantimpalos segoviano, el jamón de Guijuelo salmantino, la cecina leonesa y, como no, la morcilla burgalesa.

 

Otro de los fuertes de la cocina de Castilla y León son los guisos, estofados y cocidos que se elaboran con sus excelentes legumbres, como las lentejas de Armuña, las judías de El Barco, los judiones de La Granja, la alubia de Saldaña o los garbanzos de Fuentesaúco.

 

Y por supuesto los postres, cuya variedad es enorme. Mantecados de Astorga, las populares Yemas de Santa Teresa, torrijas, empiñonadas, pestiños, rosquillas, membrillos y un largo y delicioso etcétera componen el catálogo de dulces castellano leoneses.

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