Casa Velha do Palheiro

“¡Hotelería, gastronomía y golf, trilogia de calidad!”

La Casa Velha do Palheiro reúne tres conceptos de excelencia turística en un mismo establecimiento: la hotelería de calidad, la gastronomía de autor y el elitista deporte del golf. El lugar donde se encuentra es privilegiado, desde donde se divisan unas privilegiadas vistas de la capital de la is... Más

La Casa Velha do Palheiro reúne tres conceptos de excelencia turística en un mismo establecimiento: la hotelería de calidad, la gastronomía de autor y el elitista deporte del golf. El lugar donde se encuentra es privilegiado, desde donde se divisan unas privilegiadas vistas de la capital de la isla, Funchal. Las habitaciones y suites tienen un encanto muy especial; son cómodas, confortables, amplias y bien equipadas. Merece la pena descubrir y disfrutar plenamente la Casa Velha do Palheiro.

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“De lo mejor jamás”

Hermosa propiedad con hermosísimos jardines y precioso campo de golf. La casa principal es majestuosa, muy bien decorada, excelente restaurante. Claramente un hotel de lujo. Un tanto retirado del pueblo pero para quien eso lo pueda resolver con 10 minutos de carro, no es problema. Por el contrari... Más

Hermosa propiedad con hermosísimos jardines y precioso campo de golf. La casa principal es majestuosa, muy bien decorada, excelente restaurante. Claramente un hotel de lujo. Un tanto retirado del pueblo pero para quien eso lo pueda resolver con 10 minutos de carro, no es problema. Por el contrario, se va alli a descansar y a alejarse Funchal, sin estar tampoco muy distante. Excelente experiencia.

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“Excelente posada”

Muy buena posada hotel muy bien situado con excelente servicio y atención de hospedaje así como comidas y desayuno muy bueno, además ofrece paseos y tours con paisajes fantásticos propios de la Isla.. . Muy recomendable

“Casi excelente...”

Es una pena que un sitio maravilloso y encantador como este no lo pueda calificar de Excelente. Me explico. El hotel, su entorno, jardines y campo de golf, son una auténtica delicia. Algo realmente maravilloso, cuidado con mucho esmero y digno de cualquier elogio. Las habitaciones espectaculares... Más

Es una pena que un sitio maravilloso y encantador como este no lo pueda calificar de Excelente. Me explico. El hotel, su entorno, jardines y campo de golf, son una auténtica delicia. Algo realmente maravilloso, cuidado con mucho esmero y digno de cualquier elogio. Las habitaciones espectaculares, calificables con la máxima puntuación y con un servicio de habitaciones inmejorables. Me ha sorprendido la pulcritud y profesionalidad de la persona que estaba encargada de la nuestra. El personal de recepción muy eficiente, amable y profesional, aunque el ESPAÑOL brilla por su ausencia. Ni un cartel en español, ni carta de restaurante, ni una indicación en todo el complejo, nada de español y casi nadie, por no decir nadie, habla la lengua de Cervantes. Pero el talón de Aquiles de este maravilloso complejo es su cocina. Un sitio de cinco estrellas cobra en base a esas cinco estrellas y uno espera un servicio y calidad a la altura de lo que paga por su cocina. Los que estamos alojados no podemos salir paseando a picar algo, comer o cenar formalmente a algún sitio, tenemos que hacerlo aquí pues estamos bastante alejados del mundanal ruido, por eso lo hemos elegido. Tienes tres opciones en el hotel: un menú degustación por 48 euros sin bebida, una carta y otra muy sencilla de picoteo para tomar en alguno de los salones. El menú degustación, para mi gusto fue una pésima experiencia. Una sopa sin sabor. He comido en hospitales sopas mas sabrosas y contundentes y un salmón con risoto. El salmón nada del otro mundo. El risoto muy bueno, al Cesar lo que es del Cesar... El postre "media" tarta de pera. Es de pésimo gusto poner de postre una ración que es media tarta. Si es casero que las hagan a la medida, de una ración, pero queda muy pobre poner la mitad de una tartaleta. No es lo mismo que de una tarta grande pongas una porción que partas por la mitad una tartaleta, eso daña la vista, por muy buena que este. Que las hagan indiciduales. Mi mujer comió pato de primero y, según ella, estaba bastante bueno aunque su cordero, que fue su segundo, estaba sabroso pero un poco duro. La bodega me sorprendió porque es bastante corta, demasiado cara para la calidad de los vinos que tiene y ningún vino español. Entiendo que si no hay afluencia de turistas españoles obvien todo lo referente a nuestro país, pero eso no es óbice para que me "repatee". Hay vino chileno y no creo que haya muchos chilenos alojados...La cocina es lenta, muy lenta. Entre plato y plato se te pasa el apetito. No se si solo tienen un infiernillo para cocinar pero la lentitud es pasmosa. Hemos cenado en uno de los saloncitos casi todas las noches y en dos ocasiones pedimos una hamburguesa. La hamburguesa viene fría. La carne esta buena, pero a la mesa llega helada, algo incomprensible pero es así. Sin embargo, otro de los dias, tras esperar cuarenta minutos, si, cuarenta minutos desde que nos tomaron la comanda hasta que nos trajeron lo pedido, probamos una deliciosa crema de alcachofa. Realmente deliciosa. No se si era porque era exquisita o porque despues de esperar cuarenta minutos para esa crema y una tabla de quesos todo nos parecia delicioso. El servicio de camareros es bueno, atento y con un maitre que es un magnifico director de orquesta, pero la lentitud de la cocina los deja en evidencia, pues el resultado final es un poco de caos. La cocina, en general, no tiene mucha calidad para mi gusto. El sandwich de rosbif con crema de rábanos esta para devolverlo. De entrada los trozos de rosbif son demasiado gruesos y la crema de rábanos no aparece por ningún sitio, y eso que insistí. Imaginen un trozo de pan, tres trozos de, llamémosle, rosbif, una hoja de lechuga, una lamina de tomate... ahí lo tiene. El desayuno esta bastante bien. No es espectacular pero tiene cosas bastante buenas y variedad. Las tortillas y huevos escalfados los hacen de maravilla. Repostería corta pero no esta nada mal. Un detalle digno de elogio es que una de las mañanas un caballero, debía ser el director o propietario del hotel, echo un vistazo a lo que había preparado para el desayuno y llamó a la cocinera y le hizo llevarse una bandeja y cambiarla. El motivo era que un bizcocho estaba cortado tan fino que se rompían los trozos al cogerlo. Algo que dice mucho en favor de la dirección del local. El restaurante del Club House es otra cosa. Precios competitivos y buena cocina. Un pez sable con una salsa de champiñones que estaba delicioso y una ensalada de pollo con jenjibre y curcuma muy sabrosa. He encontrado una gran diferencia entre una y otra cocina. Como he dicho antes, el trato con el cliente es de lo mejor, exquisito y profesional con atenciones constantes a los huéspedes. Frutas, botella de cava (por cierto español, de Villarrobledo, Albacete. La única nota patria que he visto), agua, vino de Madeira...He disfrutado de un par de catas, una de vino de Madeira y otra de "poncha" magistralmente conducidas por el maitre del hotel, que merece un 10 en profesionalidad. Otro dato que me deja un poco perplejo es la lista de precios de las bebidas. Una copa de vino tinto normalito es mas cara que un gin tonic o un whiski. No lo entiendo. Una nota discordante la han puesto los clientes, aunque el hotel tiene cierta responsabilidad. No debes permitir que en una cena en el comedor, con un violinista amenizando la velada y todo el mundo correctamente vestido, la mayoria de los caballeros con chaqueta y alguno tambien con corbata, permitan la entrada a un grupo de patanes en pantalon de deporte, camiseta, chanclas y vociferando. Un sitio ideal para pasar unos días, pero siempre que la cocina mejore y se tomen ciertas medidas.

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