Saint-Malo

Ciudad corsaria

 Aunque sea conocida como la "ciudad corsaria" por unos intensos años, que supusieron por cierto un gran crecimiento de la localidad, Saint-Malo es también cuna de grandes marineros y exploradores, como Jacques Cartier, navegante y explorador malvino responsable del descubrimiento de Canadá y parte de Estados Unidos. Tras la Revolución Francesa, la ciudad comenzó su desarrollo como puerto de pesca en alta mar y centro de turismo balneario, llegando a convertirse con paso firme y gracias a las profundas reformas realizadas tras la destrucción acaecida durante la Segunda Guerra Mundial, en una de las ciudades más atractivas y visitadas de Francia en la actualidad... y con una de las mayores concentraciones de restaurantes de marisco en Europa, por cierto.

 

Otros atractivos de Saint-Malo que no conviene perderse incluyen el Musée Jacques Cartier, fijado en la antigua mansión del explorador francés; la torre Solidor de granito, que ofrece exposiciones sobre el extenso patrimonio marítimo de la localidad; el Fort National, construido por el ingeniero Siméon Garengeau en 1689; y el Grand Aquarium Saint-Malo, que ofrece paseos en minisubmarino y exposiciones sobre los populares corsarios y piratas. Por cierto, el lema de los lugareños es "Ni Breton ni Français, Malouin suis" (ni bretón ni francés, malvino soy), lo que ofrece una buena muestra del orgullo que sienten por su hermosa y encantadora "ciudad corsaria".

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