LOS IMPRESCINDIBLES. Lo que no te puedes perder.
1º Tu primer día en Jaén puede comenzar visitando el Castillo de Santa Catalina, contemplando desde sus torres un paisaje único donde la ciudad se mezcla con infinitos olivares y grandes sierras. Al salir del Castillo sigue el camino empedrado para finalizar tu visita en la Cruz ¡Un selfi desde aquí es indispensable!
2º De camino al centro haz una parada en el mirador de la calle Duque desde donde la Catedral luce imponente entre coloridas callejuelas.
3º Catedral de Jaén: ya la has visto desde diferentes perspectivas pero no podrás hacerte una idea de su magnitud y belleza hasta que no te encuentres bajo sus bóvedas y columnas, recorras sus galerías y descubras una de las reliquias más importantes de la cristiandad: El Santo Rostro; la verdadera faz de Jesús.
4º ¿Sabes que en Jaén la bebida se acompaña con una tapa gratuita? Si acabas de salir de la Catedral estás en la zona perfecta para perderte por las tascas y bares con más solera de la ciudad. Las aceitunas de cornezuelo, la pipirrana, el choto al ajillo, migas con sus avíos y unas patatillas no pueden faltar en el tapeo jiennense.
5º Nos dirigimos hacía los orígenes de la ciudad, donde el agua juega un papel fundamental. La primera parada será para conocer los Baños Árabes más grandes y mejor conservados de Europa ubicados en el Palacio de Villardompardo que alberga el Museo Internacional de Arte Naïf, el Museo de Artes y Costumbres populares, numerosas actividades culturales y exposiciones temporales. Continúa el recorrido hasta llegar a la iglesia de La Magdalena, la más antigua de la ciudad construida sobre una mezquita árabe de la que aún conserva su minarete y patio de abluciones. Frente a ella, encontramos el Raudal del mismo nombre. Aquí nace la ciudad construida en época romana y la famosa Leyenda del Lagarto de Jaén, considerada uno de los diez Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España.
“En tu paso por la ciudad no puede faltar nuestro Aceite de Oliva Virgen Extra, pruébalo en una tostada, en nuestros platos y llévalo contigo a casa. No encontrarás un recuerdo mejor de Jaén, Jaén”.
El aceite de oliva virgen extra distingue con su sabor y aroma variadas ensaladas y sopas frías, como el gazpacho, la pipirrana o la ensaladilla de pimientos asados, platos deliciosos para degustar en los meses veraniegos. Las espinacas esparragadas al estilo Jaén, las habas, las collejas o las espinacas con piñones dan buena prueba de la rica huerta jiennense, sin olvidar el choto y el pollo al ajillo, el cordero al horno, el conejo, la perdiz escabechada, el lomo de orza, el potaje de habas y de berenjenas y el arroz caldoso.
Esta relación abandera la carta más autóctona que cubre la mesa y el mantel del buen yantar en Jaén. Otros platos que gozan de gran aceptación y popularidad son los flamenquines, las berenjenas fritas, el bacalao encebollado, los revueltos de setas silvestres, las migas con avíos, las albóndigas en caldo, las calabazas asadas, los andrajos, el cocido o el puchero de garbanzos. Muchos de estos platos están acompañados de las populares patatas a lo pobre, que en Jaén se sirven habitualmente con huevos, pimientos fritos y abundante aceite de oliva virgen extra.
En un almuerzo o una cena no pueden faltar postres como el arroz con leche, las gachas dulces, la leche frita y la rica repostería conventual realizada con mimo y siguiendo recetas tradicionales como la de las Bernardas, Santa Clara o las Carmelitas.
Las patatas fritas en aceite de oliva de las marcas de Casa Paco, Santo Reino y Oya, la cerveza elaborada en la capital y el anís Castillo de Jaén son otros productos de gran calidad íntimamente ligados a la tradición gastronómica de la ciudad.